Me
refiero a lo que va más allá de toda voluntad.
A
cerrar los ojos justo en el momento previo antes de un beso,
a
darle la vuelta a la almohada para notarla fría en noches de verano,
al ‘cinco
minutitos más’ cuando apagamos la alarma los días que hay que
madrugar,
madrugar,
también
a lo innato de alzar la vista cuando se trata de pensar,
o a
correr si vemos que el tren se nos escapa (como si fuese el único
que va a
pasar).
Hablo
de la euforia al oír tu canción favorita,
o del
gemido final de un orgasmo.
Pero
también a morderme los labios si pienso en los tuyos,
mirar
el teléfono de reojo, deseando y temiendo a partes iguales,
que aparezca tu
nombre,
a
pelearme con mi subconsciente cada vez que se antoja nostálgico
y te cuela en
mis sueños,
a
imaginarte mirándome, pudiendo detenerme en tus ojos,
a
pensar en ese abrazo nunca dado,
llevar
de pijama tu camiseta favorita (tal y como prometiste),
dormir
contigo en una cama en la que apenas cabe uno,
ducharme
contigo o en ti,
a querer
ser parte de cada milímetro de tu cuerpo.
Joder,
yo lo llamo ‘inevitable’, otros dicen que se llama ‘amor’.
Precioso.
ResponderEliminarMuchas gracias, jo.
Eliminar