lunes, 6 de enero de 2014

Madrid



Oí hablar de ti más de mil veces, pero me vi en la obligación de comprobar 

con mis  propios ojos que cualquier palabra bonita que te dedicasen sería

insuficiente.
 

Tuve la oportunidad de recorrerte y darte algún que otro beso con sabor

a cerveza, pude ver cómo te desnudabas al anochecer desde aquel balcón

e incluso de compartir más de un secreto contigo.


Me lloviste, me empapaste, te echaste a llorar…y yo sin paraguas.

Y sin apenas conocerme, me acogiste,

dejando que llenase de pedacitos de ti mi  maleta.


Aun así, a pesar de todo lo que ya tengo tuyo, he de volver a verte.

A abrazarte y ojalá, a follarte algún día.


A mis ojos eres única.

No cambies nunca,
                                     Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario