miércoles, 1 de octubre de 2014

El tercer cajón de la cómoda.

Supo del final antes de que pudiese disfrutar del principio y

de acostumbrarse al precipicio que era su boca.

Se dijo frente al espejo que no dolía mientras se le corría el rímel y terminaba de recoger sus cosas entre sollozos.
Otra ciudad, otro tipo y la historia inconclusa de siempre.

Qué fácil decir que te vas cuando algo no funciona;
qué difícil hacerlo sin dejarte un pedacito de ti atrás.

Y es que ahora es mucho más sencillo huir que luchar. A pesar de haber conseguido derribar todos los  muros, de todo lo prometido, de lo dicho sin palabras, pero entre gemidos.

Ya no encuentra consuelo en los ‘habrá otro’, ni en los besos a cualquiera o en el polvo de las seis.
‘Más vale dormir sola que terminar enamorada’.

Cerró la puerta.

En la maleta, repleta de braguitas de encaje, medias tupidas y algún que otro recuerdo extra, ya no cabían más ojalás ni tanta desidia.

Por suerte, en uno de esos vaivenes, se dejó el corazón en el tercer cajón de una vieja cómoda de aquella habitación en la que ya no había nadie, escondido entre calcetines desparejados y cartas antiguas que ya no eran más que meras palabras sin sentido.

3 comentarios:

  1. Me encanta el texto en general pero la frase "Y es que ahora es mucho más sencillo huir que luchar. A pesar de haber conseguido derribar todos los muros..." me recuerda a dos tweets que puse hace poco. Espero que te gusten. Un saludo!!

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  2. "A una persona se la conoce por sus cicatrices: Si la herida es por delante, fue mientras luchaba. Si es por la espalda... Huía."
    "Cuando alguien un día me dijo que si se huye no puedes dejar de moverte, entendí porque los viajes de algunas personas son de huida y vuelta"
    @DesnudaFuturos

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    1. Gracias, jo.
      Me encanta la parte de "los viajes de algunas personas son de huida y vuelta".

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