viernes, 24 de agosto de 2012

De nuevo.


Huida.



Abrió los ojos buscando a tientas el nórdico en mitad de la cama cuando recordó que no estaba en su casa al ver su espalda moverse ligeramente a causa de la respiración.

Su ropa interior volvía a estar tirada en algún rincón de una habitación desconocida y es que aquello se había convertido en rutina. Todo, con tal de no implicarse, de no dar más, de no sentir. Sin embargo, con él parecía ser diferente y eso le tenía algo asustada. Ya había entregado su corazón una vez y aún intentaba reconstruir los pedazos.
Se sumió de nuevo en sus pensamientos con respecto a él. Desde que se conocían se habían llevado bien, pero jamás pudo imaginarse que pudiese pasar algo más entre ellos a pesar de tener la mayoría de los factores que ella buscaba en el sexo opuesto.

Miró por la ventana y los primeros rayos de un sol invernal comenzaban a salir. ‘No puedo quedarme’-decidió. Aprovechó que los ojos verdes de él aún estaban cerrados debido al sueño, rebuscó sus cosas y salió de allí.
Le latía el corazón demasiado rápido, mezcla de los nervios y de sentimientos que ella creía que nunca volverían a surgir.
Estaba siendo cobarde, pero no veía otra solución. ‘Arriesgar’-le contradijo su conciencia, a lo que ella negó con énfasis mientras metía parte de sus pertenencias en el bolso y rebuscaba el móvil.
Cinco minutos más tarde ya estaba fuera de allí.

Pasaron varias semanas y el estar de exámenes finales apenas le dejaba tiempo para pensar lo que, en parte, agradecía.
Aquel viernes era la fecha de su último examen y con ello el comienzo de las vacaciones de Navidad.
Dio un pequeño salto para ajustarse los vaqueros y terminar de abrocharlos, cogió la mochila y los apuntes y salió de casa con prisa para no perder el autobús.

‘Por fin libre’-suspiró aliviada al mismo tiempo que recogía sus cosas y entregaba el examen al profesor. Iba a irse cuando se lo encontró, a él, frente a frente en aquel enorme pasillo; normalmente atestado de estudiantes y, en aquel instante, vacío, como si el destino lo hubiese querido así. Decidió que aquel momento era para quedarse, no quería volver a huir.

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