lunes, 29 de octubre de 2012

Sigue aquí.

Dejarse.





Una tenue luz iluminaba casi con temor las frías baldosas de aquel cuarto de baño.
Mientras tanto, ella apartaba su media melena hacia el hombro derecho y, con cierta desenvoltura, eliminó el agua que sobraba del mismo haciendo que varias gotas resbalasen irremediablemente hasta su cintura.

Rió, aunque sin ningún atisbo de alegría. Y, es que, hacía demasiado tiempo que alguna gota de agua no recorría más tiempo de la cuenta su cuerpo; no cuando aún estaba él.
Él. Y ahora era todo tan distinto que incluso dudaba de si realmente habían formado parte el uno del otro.

Miles de ‘¿pero qué os ha pasado?’ revoloteaban incesantes.
“Eso me gustaría saber”- pensó en voz alta, escuchándose extraña tras tantos días de silencio.
Nada. Ese era el problema, quizás, que no había ocurrido nada en absoluto.
Se dejaron marchar el uno al otro; sería demasiado sencillo culpar tan solo a una parte.

El final de aquella canción y la voz del locutor de radio le hicieron volver en sí, percatándose de que estaba aterida a causa del frío. Envolvió su cuerpo en la toalla hasta asegurarse de no tener erizado cada poro de piel.
Distraída, comenzó a desenredar cada mechón castaño, escuchándose pensar demasiado alto para su gusto.
Sabréis de la sensación que hablo si os describo su reacción al oír cómo alguien introducía la llave en la cerradura.
“Ha vuelto”-latió el corazón. Y, con el peine aún en la mano, corrió hasta la entrada para verse reflejada en aquel espejo de cuerpo entero, expectante, a medio peinar y descubriendo que no había nadie y que él no iba a regresar.

1 comentario:

  1. Supongo que debería presentarme, aunque supongo que eso no importa ahora.
    Sólo pasaba por aquí para hacerte saber lo increíble que escribes, y cada una de las sensaciones que me haces sentir con ello. Eres genial y lo sabes. <3
    Espero un entrada pronto :)

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